Fisting

Fisting: cómo no “morir” en el intento

Repudiado por su fama violenta y poco habitual, el fisting es una práctica que cada vez coge más fuerza en el contexto sexual. Heteros, homos, activos y pasivos optan por desmentir el mito y dar paso a una experiencia de placer extremo. Conoce más sobre el fisting y sigue estos consejos para practicarlo sin “morir” en el intento.

¿Qué es el fisting?

El fisting o fist-fucking, como también se le conoce, tiene como principio la introducción de la mano, brazo o antebrazo en el ano o la vagina. En la actualidad, el fisting es mayormente practicado en relaciones homosexuales, por ofrecer un sexo más fuerte y aumentar el placer. Sin embargo, esta práctica presenta su auge en las parejas hetero, que expresan su deseo de innovar en la cama.

Los orígenes del fisting residen en el sadomasoquismo. Esta variante se dio a conocer a través de películas porno, que alimentaban el morbo y el erotismo. Quienes practican el fisting, suelen alternarlo con la penetración, para alcanzar un máximo nivel de placer. Aún cuando existen juguetes eróticos que cumplen la misma función, esta práctica es apetecida para obtener un sexo extremo. 

El fisting en la mujer

En principio, el fisting tuvo su acogida en las mujeres heterosexuales. La gran mayoría lo practicaba por medio de la masturbación, lo cual les permitía descubrir una parte escondida de su sexualidad. En las mujeres, como ya lo habrás deducido, es más común el fisting vaginal, aunque el anal es también bienvenido. Su objetivo es conceder un orgasmo súper intenso, ya que, al introducir la mano o el brazo, los músculos de la vagina se contraen, haciendo que el punto G se estimule y ella se corra de placer. 

Lo ideal es que el fisting vaginal se practique en pareja, pues no solo será más fácil para ella, sino que le permitirá concentrarse 100 % en disfrutar. Las mujeres empoderadas optan por hacerlo con el fin de tener el control en la cama y dominar a su pareja

Fisting en la muje
Fisting en la mujer

… y en el hombre

En el caso de los hombres, el fisting es preferido en las relaciones homosexuales. Quienes lo practican son, en su mayoría, pasivos, y buscan ir más allá de sus clásicos encuentros sexuales. El fisting anal o rectal es el destinado para ellos. Aunque no pareciera, el ano y el recto son muy flexibles. Practicar el fisting anal/rectal es, por tanto, una fuente de placer para aquellos chicos que buscan una experiencia ruda.

Pero ruda no quiere decir violenta. Se debe tener la suficiente delicadeza (y paciencia) para practicarlo, asegurándonos de causar placer y no dolor.   

Consejos para practicar el fisting y no morir en el intento

Practicar el fisting no siempre requiere de experiencia. Una buena metodología y rigurosidad son suficientes para llevarlo a cabo sin “morir” en el intento. Si quieres experimentarlo por primera vez, solo deberás tener en cuenta los siguientes consejos:

Antes

  • Para los pasivos (receptores): es conveniente que unas horas antes realicen un lavado profundo de la zona, para evitar sorpresas desagradables (💩). 
  • Para los activos (dadores): deberán quitarse todo tipo de accesorios (anillos, relojes, pulseras…) y cortarse muy bien las uñas, para evitar causar lesiones.
  • El uso de guantes es recomendable para evitar las infecciones y facilitar el desarrollo del fisting.
  • Los preliminares son importantes y más para los principiantes, a quienes les puede tomar más tiempo. Estimular la zona con las manos o usar juguetes eróticos pueden facilitar esta práctica.

Durante

  • El mejor aliado para practicar el fisting es el lubricante íntimo. Lo mejor es tener un envase con gran cantidad, pues necesitarás demasiado para que todo se pase bien. Opta por lubricantes a base de aceite o silicona, como el Eros Fisting, destinados para esta práctica, y que sean compatibles con el látex de los guantes o preservativos, en el caso de que se empleen. 
  • Una vez relajados y bien equipados, el dador podrá comenzar a ingresar uno a uno sus dedos. Se aconseja adoptar la posición del silent duck o pato en silencio, en español, que consiste en juntar todos los dedos y mantenerlos rectos al momento de ingresarlos en la vagina o el ano. Una vez en el interior, no es necesario hacer presión, el puño entrará progresivamente.
  • Cuando los dos estén familiarizados con la sensación, podrán intentar diferentes posiciones y estimular otras partes del cuerpo.
  • El activo debe de estar muy alerta a las sensaciones del pasivo. En ningún caso debe forzar o presionar en caso de dolor o sangrado.

Después

  • Retira tu mano con delicadeza, adoptando de nuevo la posición del silent duck
  • Espera un buen rato antes de intentar una penetración, así el receptivo podrá recuperarse. Si continúan con las prácticas sexuales, es indispensable que se usen los preservativos, pues existe un riesgo alto de transmisión del VIH u de otros patógenos.
  • Dada la rudeza de la práctica, es posible que días después se presente un sangrado leve e indoloro. 
  • Si al defecar sientes dolor intenso, sangras mucho y persiste durante algunos días, es imprescindible que busques asistencia médica.

Y bueno, ahora te toca a ti. Atrévete a darle un giro extremo a tu sexualidad y ábrele la puerta al fisting.

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